Vietnam es hoy por hoy el último tigre asiático, un país con una población de casi 100 millones de habitantes que se está especializando en fábricas textiles, metalúrgicas e incluso de componentes de alta tecnología... Es a la vez paradigma del ocaso del neocapitalismo y laboratorio de una posible alternativa al actual sistema económico mundial.
Catedral de San José, a imagen y semejanza de Notre Dame, en Hanoi.
Sin embargo, si hay una creencia que predomina sobre las demás en Vietnam es el Budismo. Casualidad o no, unos meses antes de emprender el viaje empecé a estudiar algo de esta filosofía/religión, por lo que al llegar al país y descubrir cómo el Budismo influye en Vietnam y su gente la emoción fue desbordante.
Monasterio Budista Ving Trah, en My Tho
Aunque hoy en día casi ha desaparecido de allí, el Budismo nació en la India. Siddarta Gautama (según la leyenda un principe, en realidad el primogénito de una familia de casta superior de la ciudad de Kapalivastu, al Norte de India) era un joven que en el S. VI A.C. se desentendió de su vida de comodidades para comprender el porqué del sufrimiento humano, la esencia del yo y del propio universo. A través de la meditación alcanzó la iluminación, el nirvana, convirtiéndose en el Buda y creando de ese modo una corriente filosófica, con ideas que conectan con el humanismo europeo (surgido 22 siglos después)
Pues Vietnam nos ofrece un escenario de historia de la filosofía, es un ejemplo vivo. Y algo que me impactó: como se puede observar en la siguiente foto de la figura de Siddharta que hay en el templo de My Tho, aquel joven que se convertiría en el iluminado tenía una marca característica en el pecho...
Esa especie de cruz, símbolo venerado por millones de Budistas en todo el mundo, fue plagiada y utilizada por el partido de Hitler y sus compinches. Un símbolo que originalmente significaba la iluminación, fue retorcido para manipular a millones de personas, fue el logotipo del fascismo de la alemania nazi.
Independientemente de ideologías y creencias, vale la pena el comentario: estudiemos la simbología antes de odiarla, respetemos la historia... y rechacemos imitaciones baratas.